Por: José Manuel Juárez, CFO de Solistica.
Si hoy tuviera la oportunidad de platicar unos minutos con Don Eugenio Garza Sada, probablemente los aprovecharía para contarle sobre los retos que hoy enfrenta FEMSA y el mundo, el entorno cambiante e incierto en el que vivimos, la reconfiguración de los negocios y otros desafíos derivados de la reciente pandemia y, sin duda, le pediría su orientación para salir adelante… como él siempre lo hizo.
Don Eugenio, fue un hombre con fuertes convicciones que predicaba con el ejemplo, y cuya visión y compromiso con sus ideales, lo llevaron a generar valor económico a través de la creación de numerosas empresas e instituciones, al mismo tiempo que promovía el desarrollo integral de las personas.
Mi primer acercamiento a su vida y obra fue al ingresar a la carrera de Economía en el Tecnológico de Monterrey, institución que fundó en 1943 junto con otros empresarios, y que hoy, 78 años, 26 campus en México y 18 sedes internacionales después, continúa transformando vidas a través de la educación.
Pero la vida me tenía preparado continuar aprendiendo de su legado también en el plano profesional. Cuando cursaba el 7mo. semestre de mi carrera, me llamaron para ocupar una posición de practicante en el área de Planeación Estratégica en lo que entonces era Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, y desde entonces FEMSA se convirtió en mi casa.
Durante mis 22 años de trayectoria en diversas empresas del grupo, he tenido la oportunidad de participar en iniciativas realmente extraordinarias. Primero en la Cervecería, participando en la recompra del 30% de la compañía que se había vendido a Labatt/InBev, y años más tarde, en su venta a Heineken. Posteriormente, en Coca-Cola FEMSA, en el proceso de compra del embotellador en Filipinas y otras adquisiciones muy interesantes, y tiempo después, aceptando el reto de FEMSA Logística para llevar a cabo la integración de empresas que hoy conforman Solistica.
Estos proyectos me han llevado a vivir en Brasil y México, así como viajar por muchas partes del mundo en donde operamos, teniendo la fortuna de coincidir con grandes mentores y compañeros de trabajo que han sido instrumentales en mi formación, así como un ejemplo de cómo debe practicarse la Cultura FEMSA: como un estilo de vida.
Don Eugenio fue un precursor de grandes cambios para el país y para la industria; a través de la Sociedad Cuauhtémoc y Famosa (SCYF), decidió invertir para mejorar las prestaciones, servicios médicos y de vivienda de los colaboradores, y así incrementar su calidad de vida y oportunidades.
Otra de sus grandes aportaciones fue el Ideario Cuauhtémoc. Mucho antes de que en las empresas se hablara de Misiones, Visiones y Códigos de Ética, él compartió una serie de principios y conceptos que promovió con el ejemplo, asegurándose de que todos sus compañeros y colaboradores lo conocieran y practicaran. Estos principios son la base de esos valores y cultura que hoy caracterizan a FEMSA.
En Brasil, dentro de la que era nuestra oficina principal, dedicamos toda una pared al Ideario Cuauhtémoc. Recuerdo, que cada que visita que recibíamos, fuera un cliente, proveedor o externo, mostraban gran interés y capturaban una fotografía para conservarlo. Esto demuestra lo fácil que es conectar con esta ideología, porque son principios básicos que siguen vigentes hasta nuestros días.
Sin embargo, más allá de tenerlos nuestras paredes, en FEMSA los hemos adoptado como una filosofía de trabajo y un hábito consistente; estamos convencidos de que la única manera de construir la confianza y la credibilidad de la compañía, es asegurarnos de ser congruentes entre nuestro decir y nuestro actuar.
Y esto implica también hacerlo con todas las personas con las que interactuamos, ya sea en casa con la familia y amigos, con tus jefes, compañeros, proveedores o clientes.
Estoy convencido de que FEMSA es la empresa que es hoy, gracias a este legado que nos permite tener el ambiente propicio para continuar generando valor.
Generamos valor por nuestras capacidades, pero también, porque contamos con ese clima laboral que convoca al mejor esfuerzo de cada uno, que facilita la libertad de crear, de escuchar distintos puntos de vista, de dar lo mejor de nosotros mismos, y de interactuar libremente y con armonía.
A Don Eugenio también le diría que sabemos que aún falta mucho por hacer, y por ello seguiremos trabajando por fortalecer su legado con el mismo compromiso que él demostró.
Pero una cosa es segura, hoy en día su ejemplo continúa encaminando a nuevas generaciones hacia la transformación de un mundo mejor, y en ese sentido, a nombre de todos los que formamos parte de FEMSA, Don Eugenio: ¡misión cumplida!