Por: Erika Fabiola de la Peña Ibarra, Gerente de Comunicación Estratégica de FEMSA.
Hace unos días te vi sentado al frente de mi computadora, y al preguntarte qué hacías muy concentrado me dijiste: “mamá, tengo muchas juntas, ¡muchas juntas!”. Con gracia pensé en la importancia del ejemplo, y en una expresión que dicen las abuelitas con la que comparan a los niños con esponjitas porque “todo absorben”. Sentí bonito, pero al mismo tiempo me preocupé (como inevitablemente lo hago muchas veces desde que llegaste a mi vida hace ya casi seis años). Me preocupé de estar haciéndolo bien, de ser la mamá que necesitas, de mostrarte todos los días mi mejor versión.
Porque una cosa te puedo asegurar: convertirte en mamá te hace querer ser mejor persona.
Mi vida antes de ti parece otra muy lejana. Pensar que un día no estabas en este planeta, y ahora no lo imagino sin ti.
Me hubiera gustado que conocieras a “Faby”, como me decían tus abuelos y tu tía Sammy; esa niña a la que, al igual que tú, le gustaba tanto ir a la escuela, que le pedía a sus papás que la llevaran los sábados. Esa pequeñita sensible y ordenada que siempre pintaba dentro de las líneas y a la que le angustiaba una mala calificación.
Un poquito más grande que tú, cuando cumplí 8 años, el trabajo de tu abuelito nos llevó a vivir a Tijuana. Estuvimos por ahí un par de años y al poco tiempo ya lo sentía mi hogar. De ahí descubrí la capacidad de adaptación que tenemos cuando somos niños, esa capacidad que con tanta admiración puedo ver también hoy en ti.
Siempre fui la alumna ejemplar y la del mejor promedio, pero también una niña con mucha imaginación; las tareas que me exigían ser creativa se convirtieron en mis favoritas, por lo que con el tiempo descubrí que a eso quería dedicarme toda mi vida.
Todo mi esfuerzo valió la pena, porque gracias a mis buenas notas logré estudiar toda la preparatoria y universidad con una beca que, para mantenerla, me exigía también trabajar en diferentes áreas de la escuela. Con todo y eso nunca dejé de dedicar tiempo para divertirme. Mientras estudiaba también disfrutaba salir con mis amigas, cantar en obras de teatro y tener muchos amigos. El balance es importante, ¡nunca lo olvides!
Mami ha trabajado mucho y eso siempre ha sido su mayor orgullo. Ojalá hubiera manera de viajar en el tiempo y me acompañaras a visitarme en esa época; si hay una parte de mi que quisiera que vieras e imitaras sería esa. Esas noches de desvelos, esa energía interminable, esos deseos de triunfar, esas ganas de más y más.
Ya hemos platicado de FEMSA, ¿te acuerdas?; me siento muy feliz de que hoy estés aquí para presenciar esa parte de mi vida. Nada me hace más feliz que cuando vamos por la calle y vas contando los OXXO que vemos en el camino y dices “mira, ¡ahí trabajas!”. ¿Sabes algo?, cada vez que veo uno yo también me emociono y pienso “¡ahí trabajo!”.
Y es que ¡FEMSA me ha dado tanto!; un trabajo que disfruto y un propósito, un ambiente en el que puedo ser yo, mil escenarios para explotar mi creatividad y presenciar momentos increíbles. ¿Sabías que mami fue la encargada de liderar un equipo de personas súper talentosas para inaugurar el Estadio de los Rayados, organizar el 125 aniversario de FEMSA, crear de cero la marca Solistica y abrir las redes sociales oficiales? Gracias a FEMSA he viajado por todo el mundo llevando su nombre en alto, estudiar un MBA y hasta cambiar de residencia CDMX, la ciudad que te vio nacer. FEMSA me puso en el mismo tiempo y espacio que papi, y a su lado, tener la oportunidad de comenzar esta vida que tanto amamos.
Sé que vienen cosas increíbles para nosotros, lo sé porque así ha sido desde que somos tres. No puedo prometerte que no me voy a equivocar, pero sí que seguiré trabajando como lo he hecho siempre para ser alguien de quien estés orgulloso, alguien digno de imitar, pero no sólo eso; trabajaré para que conozcas a mi mejor versión.
Seguiré leyendo muchos libros para educarte lo mejor que puedo desde el feminismo, el respeto, la diversidad y todos esos temas que me apasionan y que me hacen querer cambiar el mundo. Continuaré asistiendo a terapia, porque todas las mamás tenemos problemas, y no es justo que ustedes, los hijos, carguen con ellos.
Me encanta el niño que eres y cómo estás formando tu propia personalidad, ver que ya tienes interés por la música, que elijes camisetas de grupos de rock, quizá por que ves que a mí me gusta; me enorgullece el corazón tan grande que tienes y cómo reconoces tus errores y sabes pedir perdón. Recuerda que jugar en equipo y ayudar a quien te necesita te rodeará de amigos y personas increíbles y aprenderás mucho de ellos. Todos tenemos talentos diferentes, pero ese liderazgo que ya te caracteriza no servirá de nada si no aprendes a reconocerlos en los demás.
Hoy dices que quieres ser futbolista, dj o trabajar en un OXXO; quizá mañana quieras otra cosa tengas muchas, muchas juntas como mami, y está bien.
Cualquier cosa que elijas está bien mientras lo hagas desde el corazón.
Lo único que yo quiero es que seas feliz, tan feliz como yo cuando te veo sonreír.
Te amo,
Mami.